EXPOSICIÓN DE SERGIO BITAR
Empiezo destacando la importancia de que el CPI también vincule su quehacer a temas que trascienden la infraestructura. Como lo señalaré más adelante, nos faltan capacidades para abordar temas de futuro que no podemos obviar y el CPI es una instancia validada para contribuir en esto que es una tarea-país.
Pregunto: ¿cómo y por qué pensar futuro y largo plazo, y de ahí su incidencia en la infraestructura? Primero, porque se necesita una perspectiva que permita, entre otras cosas, ponderar y estar mejor preparados para actuar ante factores globales y específicos que tienen incidencia e impacto para el país. Y aquí, con urgencia y como requerimiento básico, tenemos que fortalecer nuestras capacidades prospectivas. Hay pérdida de capacidades del Estado: no hay capacidad para pensar la complejidad y la incertidumbre, hay alta discordancia institucional, los ministerios no interactúan, y mientras tanto, en la agenda está la Cumbre del Futuro, de Naciones Unidas, con la presencia de los jefes de Estado, en septiembre de 2024, donde se firmará un ?Pacto del Futuro?.
Mencioné los factores globales que nos impactan. Hablamos del calentamiento global, la pandemia y las demandas de salud, los asuntos de desigualdad, entre otros. ¿Cómo hacerles frente? Con solidaridad, colaboración, multilateralismo y gobernanza global. Todo esto, ciertamente, está fundado en los derechos humanos.
¿Cuáles son los ejes estratégicos al 2050 y que pueden irse diseñando desde ya? Si uno mira hacia atrás y también hacia adelante, no hay grandes novedades, el tema es articularlos bien. Recursos naturales y agregación de valor es un eje central. Tenemos grandes ventajas en minería, alimentos, pesca y madera. También en energías renovables (solar e hidrógeno verde), astronomía, cobre verde y litio. El Pacífico y China es un factor adicional.
Pero ¿basta con estos ejes? No, porque entre otros factores, la perspectiva-país más amplia significa transitar hacia un tipo de Estado democrático de derechos, lo que supone cumplir con otras exigencias y aprovechar nuevas oportunidades. Entonces, surgen ejes nuevos para el país, los que ya tienen un tiempo en la agenda económico-medioambiental global y que también marcan una presencia importante en nuestra propia agenda. Hablamos de digitalización, inteligencia artificial y descarbonización y, por cierto, de cómo se traduce esto en infraestructura. Respecto de descarbonización, tenemos que seguir avanzando en plantas desaladoras, puertos, transporte, energía, en realidad en todos los sectores; más aún, para los efectos de avanzar en estos nuevos ejes debieran existir asociaciones entre sectores.
Digitalización e inteligencia artificial, por su parte, implican educación digital temprana (10 años o menos), logística y cables de fibra óptica al Asia y China, además de almacenamiento de la energía en sus diversas formas.
La institucionalidad es un componente fundamental en la ecuación. Ciertamente la ?permisología? (el síntoma de una inadecuada institucionalidad) ya no resulta tolerable, es demasiado lo que está en juego en todos los sectores como para depender de permisos y trámites mal diseñados y discrecionales, de incoherencias y descoordinaciones administrativas, etc. que atentan contra la viabilidad y/o costo de los proyectos. Detrás de tales insuficiencias permanece la falsa disputa entre Estado (?ineficiente?) y mercado (?descrema y excluye?). El país necesita una nueva relación Estado-privados, una asociatividad que sirva para indicar un rumbo; también se requiere de estabilidad y gobernabilidad, y de la participación de órganos y colectivos de toda la sociedad. Esta institucionalidad tiene que ser ?de abajo hacia arriba?, esto es, a partir de los problemas e insuficiencias reales detectados por los actores involucrados en las iniciativas y obras. Viene al caso subrayar que el CPI tiene importantes ventajas para una mirada integral sobre los temas de infraestructura.
Por último, quiero insistir en la necesidad de dar curso a una entidad del tipo Agencia de Prospectiva. De hecho, un proyecto de ley sobre la materia ya está en manos del Presidente de la República; el texto fue trabajado en la comisión del Senado y participaron ex-Presidentes, parlamentarios y especialistas, entre otros. Por las razones que he entregado, una entidad así permitiría que las conversaciones de futuro y las oportunidades concretas del país se plasmen en proyectos estratégicos reales, armonizados -entre sí y con las prioridades de desarrollo- y en una perspectiva de largo plazo.
Después de las presentaciones, el presidente del Consejo del CPI, Eduardo Frei R-T., realizó una intervención, y los expositores se refirieron a diversas consultas de los asistentes.
Intervención de Eduardo Frei R-T.: Quiero agradecer este encuentro y señalar que me parece muy necesario que el CPI no se dedique exclusivamente al tema de la infraestructura, sino que desarrolle un sentido y una mirada de país como en ésta y otras oportunidades. Voy a lo que he escuchado aquí: estoy verdaderamente sorprendido, parece que estamos en otro país. Estos temas se discuten y vuelven a discutirse, pero no pasa nada en la realidad. Le entregamos al Presidente de la República, al comienzo de su mandato, un documento muy completo sobre la infraestructura para el desarrollo del país y la asociatividad público-privada, temas de los cuales no se habla en la prensa ni televisión. Nosotros tenemos la misión de presentarlos, debatirlos y ponerlos en la prensa.
Paso a referirme a algunas oportunidades que no se abordan, y me cuesta entender por qué. Las ??tierras raras??, por ejemplo: se habla, pero no pasa nada, no cuesta tanto investigar en terreno y prepararse ya para producir, pero eso no sucede. Tampoco con el tema de las líneas de transmisión y la energía que se pierde en la generación en el norte (la línea de alta tensión se demoraría ¡ocho años!, más que hace 30 años, increíble). Igual cosa con el hidrógeno verde, hay proyectos que llevan tres años esperando para iniciar los estudios de impacto ambiental y los inversionistas se empiezan a cansar y se van a otras partes, como los australianos que se retiraron del litio. En estos días han venido empresas de los Emiratos Árabes, de Arabia Saudita, fondos de inversiones mundiales que están buscando estos proyectos. Vienen a Chile, son recibidos por muy poca gente y, al final, se van a otras partes; se pierden las oportunidades. La permisiología nos está matando, todo se demora, todo se dilata. ¿Cuántos años más tendremos que esperar para ver resultados con las ??tierras raras?? y la transmisión de energía?
Pareciera que las cosas concretas no tienen importancia. La palabra infraestructura no apareció en la última campaña presidencial ni tampoco aparece ahora en la prensa. Las cosas hay que hacerlas, por ejemplo, definir la infraestructura necesaria y su institucionalidad correspondiente. También sobre lo público-privado. Hay oportunidades que no estamos aprovechando, concentrémonos, si no, las perdemos, mi mensaje es que el sentido de urgencia es brutal.
Intervención de Joaquín Lavín: Creo que tenemos que ser ?evangelizadores? de un nuevo relato-país, de lo que Chile tiene y que el mundo requiere: energías verdes, renovables y limpias; servicios digitales globales a bajo costo; metales de ??tierras raras??, claves para las nuevas tecnologías, entre otras ventajas. Un relato impactante de un Chile que contribuye a ?salvar al mundo del calentamiento global?, por ejemplo, no lo tenemos internalizado y no está en la lista de los consensos indispensables en el país. Tenemos que compartir un relato de este tipo, desde los sectores influyentes hasta la gente común y corriente, todos, autoridades y tomadores de decisión. Es una urgencia que permitiría destrabar proyectos que hoy no se activan porque existen sectores que se oponen sin saber bien del tema; es porque el relato no está suficientemente compartido.
Está el tema institucional, por supuesto. Los inversionistas hacen un acto de confianza en un país serio y que no cambia las reglas del juego. Una planta mediana de hidrógeno verde supone una inversión de unos US$ 5.000 millones, los que se recuperarán en 20 o 30 años; el país debe otorgar la confianza de que las cosas no se modificarán para esta inversión ni para otras. Nos debiera doler como país que un inversionista cambie Chile por Texas para la producción de gasolinas verdes, como ha pasado.
Es muy importante, crucial diría, relegitimar el sistema de concesiones, el que ha sido muy importante en el desarrollo de Chile. Con todo lo que pasó en el país, el sistema quedó herido y hay que volver a legitimarlo. Que el Estado se concentre en lo importante, en lo social, y que el sector privado, con contratos bien diseñados, haga estas obras que necesitamos.
Respecto de infraestructura, ya se ha dicho: plantas desaladoras (¿por qué no regar en el desierto?), puertos es muy relevante -no nos puede ganar Perú, que también está en el Pacífico y mira a China-, obras para el hidrógeno verde y para movilidad y caminos.
Debemos superar los falsos dilemas: Estado versus mercado, crecimiento versus medioambiente; no hay contradicción, son fuerzas que pueden y deben operar en conjunto. Otra cosa: hoy en día, el crecimiento económico ha vuelto a ser una idea popular en nuestro país, las cifras del último tiempo no son buenas y se traducen en problemas de ingresos y empleo. Bueno, esto implica una disposición favorable de la comunidad a la hora de nuevos inversiones e iniciativas productivas. Se trata del surgimiento de una verdadera ?licencia social? para los proyectos por parte de la población. No es poca cosa y lo que corresponde es canalizar está sensibilidad positiva frente al crecimiento económico.
Intervención de Sergio Bitar: A propósito de la ?licencia social? para las inversiones y proyectos, creo que resulta conveniente observar la experiencia de Finlandia en asuntos de futuro y prospectiva, tal vez el país con la práctica más avanzada en la materia. Allá, una ?propuesta de futuro? es enviada desde el Ejecutivo al Parlamento, y de ahí a la población para un debate nacional. Así, se refuerzan las instituciones y se hace participar a la gente, y la legitimidad de la propuesta resultante se internaliza por todos y se hace aceptada e indiscutible.
En Chile tenemos mucho péndulo y poca brújula, no sabemos adónde vamos. Debemos fortalecer nuestras instituciones dedicadas a la proyección, es un asunto de primera prioridad. Durante mucho tiempo, esa labor se hacía, había instituciones dedicadas a eso, con buenos resultados en muchos casos. Después de Mideplan, sin embargo, no tuvimos una institución para estas tareas por mucho tiempo. No tenemos a nadie que esté pensando en desarrollo productivo de futuro. Necesitamos también un mayor capital intelectual.
Comparto especialmente que ?hay que hacer las cosas?; hagamos algunas, no todas, no podemos, pero sí podemos definir y actuar sobre proyectos clave. Entonces, la pregunta es: ¿qué proyectos vamos a sacar adelante ahora?, ¿hidrógeno verde, litio, transmisión eléctrica, fibra óptica a Asia y China? ¿Cuántos y cuáles? De nuevo: ¿quién lo está pensando? Es importante y por eso lo reitero: tenemos que abordar la capacidad institucional del país, y, necesariamente, trabajar en conjunto con el sector privado.