Resumen
En el sillón de la Rectoría de la Universidad del Bío-Bío sorprendió a Roberto Goycoolea Infante la noticia de su designación como Premio Nacional de Arquitectura. Un reconocimiento que él comparte tanto con quienes le han colaborado a lo largo de su carrera como con aquellos que, como él, desarrollan su quehacer en provincia. Un galardón que también le llena de satisfacción porque corona una dilatada trayectoria profesional, gremial y académica.Sumergido en las labores propias de la máxima autoridad de una casa de estudios superiores, reconoce que echa de menos el ejercicio de su profesión. Una especie de nostalgia que se agudiza mientras prepara la muestra que como Premio Nacional le corresponde presentar en la Bienal de Arquitectura y que, quizás, le ha servido para mirar hacia atrás y recordar distintos momentos de su vida.