Resumen
El paisaje urbano contemporáneo es territorio privilegiado para la experimentación en el campo de las instalaciones interactivas. La ciudad parece así recubrirse de una piel sensible, aunque invisible y temporal. Es una ciudad reactiva, capaz de percibir, conectar en red, almacenar múltiples estímulos del entorno natural, y también de generar, en tiempo real, una respuesta que a menudo desborda en una comunicación sinestésica, emocional, casi irracional. La idea central es que la práctica de proyecto interactivo, a través de sus horizontes sensoriales y operativos, es una herramienta con la que se puede revelar e interpretar algunas de las aporías que la arquitectura de la ciudad elaboradas respecto a la relación entre modernidad y contemporaneidad. Por ejemplo la estética sustractiva de la modernidad (less is more) con sus obras ligeras y casi-transparentes se está transformando, gracias a la inmaterialidad de lo digital, en una estética de la desaparición, como sostiene Paul Virilio (Virilio, 1989), y en una estética de las relaciones.