Resumen
Por esta esquina Castro se abre al mar. En efecto, la calle Blanco no termina - como las otras calles - en una esquina tradicional, sino en una plaza de planta triangular abierta hacia el mar, otorgando un espacio amplio con que la ciudad recibía a los visitantes, permitiendo un acceso expedito a los feriantes del mar, que arribaban y aún arriban desde las islas y caletas vecinas, de los pasajeros de buques de cabotaje que tocan el puerto y de los viajeros del antiguo tren de trocha angosta, cuya estación miraba al puerto hasta 1960.