Resumen
En Argentina, como en otros países de Latinoamérica, avanzada la década los años 30 el Estado, a través de la obra pública, comenzó a asumir a la arquitectura moderna como un vehículo de comunicación, emitiendo representaciones de progreso y eficiencia técnica. Este impulso es evidente con independencia de los fundamentos ideológicos de los gobiernos, a veces incorporando jóvenes arquitectos a los planteles técnicos de las oficinas públicas (redefiniendo con ello las relaciones profesionales) y otras acudiendo a figuras de prestigio. En uno y otro caso, al saber técnico, dispuesto como mediador entre la política y la sociedad, se le otorgó el lugar simbólico de la neutralidad y la racionalidad administrativa. (Liernur, 2001) El propósito de este trabajo es el de, analizando propuestas de Wladimiro Acosta y Amancio Williams para hospitales públicos, dar cuenta de transformaciones ocurridas al interior de los procesos y las lógicas del proyecto en apenas algo más de una década.