Resumen
En una historia constitucional tan dilatada e intensa como la chilena, pueden apreciarse varios ciclos en la forma de concebir la ordenación del Estado. Ciclos liberales, reaccionarios, progresistas, democráticos, autoritarios, o conservadores se suceden con alternancia. Junto a cada uno de ellos existen diversas soluciones o modelos de gobierno a los que se pretende dar concreción constitucional. En ocasiones, es la propia forma de gobierno presidencial tan propiamente americana, tan históricamente nuestra, en otras, adoptando la forma propia de un sistema parlamentario, tan impropiamente americana, tan históricamente continental. Estos dos sistemas de gobierno, que pudiéramos denominar "sistemas macro", han sido objeto de profundas y a veces impulsivas modificaciones, promovidas las más de las veces, por constituyentes reaccionarios a procesos histórico-políticos que se consideran fracasados. Este fenómeno que se denomina "la ley del péndulo" es el que leva al constituyente, generalmente derivado, a adoptar una fórmula o la otra. Así la corriente presidencialista se ofrece tras períodos de un parlamentarismo no satisfactorio, que sitúa al gobierno en una posición subordinada y dependiente, en ocasiones de extrema debilidad, siempre necesitado de la confianza de la mayoría parlamentaria. La corriente parlamentarista en cambio se ofrece como contrapeso de ejecutivos vigorosos como una alternativa de control, de concepción evidentemente más democrática.