Resumen
Los conceptos de vanguardia y de cine político se cruzan hasta hacer desaparecer sus límites en los álgidos años de fines de los sesenta y principios de los setenta. Si definimos vanguardia artística como una posición por delante de toda hegemonía cultural de la época, entendemos que el cine argentino de esa etapa generó dos conjuntos de obras absolutamente revolucionarias: los films de Solanas y Gleyzer provocaron la admiración y comprensión de la intelectualidad europea, y dos décadas más tarde, la de una nueva generación que portó los lineamientos del Cine de la Base para la realización de documentales enfrentando al neoliberalismo de los años noventa.