Resumen
La ciudad contemporánea crece desmedidamente, desbordando no solo los límites establecidos, sino las disposiciones normativas propuestas para regular su desarrollo. En las ciudades iberoamericanas este fenómeno es tan evidente que casi no hay excepciones, como no sean algunos fragmentos especialmente ataviados para el turismo. Ahí están Quito, La Habana, Buenos Aires o Salvador de Bahía. Todas ellas, incluyendo Santiago de Chile, han sido presa de la avidez inmobiliaria, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX. Y en cada caso se ha hecho patente la progresiva desfiguración de la imagen de los respectivos centros históricos.