Resumen
Frente a la ausencia de estudios sobre el campo audiovisual paceño de la década del ochenta; y tomando como caso empírico de análisis el video A cada noche sigue un alba (Cecilia Quiroga y thoa, 1986), el presente artículo se propone dos objetivos correlacionados: el primero, en clave histórica, es reconstruir las motivaciones y condiciones materiales y discursivas que lo hicieron posible; y, el segundo, en clave estética, examinar las estrategias narrativas y visuales puestas en juego para la representación del movimiento anarquista libertario de la primera mitad del siglo xx en Bolivia, que, siendo previo a la Revolución de 1952, luego fue soslayado de la historia política y de los trabajadores y trabajadoras bolivianos.El audiovisual emerge en una coyuntura sísmica para el movimiento obrero en plena implementación del modelo neoliberal y desarticulación de los nodos mineros, nutriéndose de la investigación académica y el contacto directo con organizaciones sindicales. Hecho por mujeres, se atreve rastrear y reunir testimonios desatendidos y experiencias de lucha dispersas que podrían renovar horizontes políticos e imaginarios, demarcándolos de la lógica hegemónica partidaria (mnr), sindical tradicional (cob) y/o patriarcal (mundo del trabajo=hombres). La opción por privilegiar esas otras memorias de la revuelta y la organización conlleva la audacia de repensar y representar ?nuevos pasados? libertarios cuya fuerza y originalidad podrían reactualizarse en el presente de peligro