Resumen
La financiación de la política todavía despierta acalorados debates a nivel mundial. No importa cuál es el continente o el país que se analice, seguramente el consenso sobre qué medidas adoptar o cuál modelo debe ser privilegiado no se construirá fácilmente. Además, se sabe que los problemas relacionados con la temática son cíclicos y muchas veces reemplazados por nuevos apenas se apruebe una reforma. Por otro lado, muchas de las reformas promovidas por los legisladores son una rápida reacción a los escándalos de corrupción que surgen, lo que vuelve el escenario aún más nebuloso. La ausencia de una previa y necesaria reflexión dificulta aún más un sistema eventualmente ya debilitado ante la democracia. Con el objetivo de identificar con mayor claridad los nudos gordianos de la financiación de partidos y campañas electorales, se ha decidido observar la realidad de diversos países, para que fuera posible la estructuración de una teoría general. De esta manera, lo que se intenta es demostrar que los modelos puros no son recomendables si realmente se quiere alcanzar niveles saludables al sistema político, y que el punto de equilibrio de un modelo mixto es un fuerte reto, aunque inevitable.