Resumen
Durante los últimos años se asiste a un totiempo eclipsadas por los destinos de sol y playa. Estas ciudades focalizan buena parte de los flujos de turismo cultural de nuestro país, en especial de un turismo ligado a la contemplación y disfrute del patrimonio histórico. Sin embargo, ciudades históricas y turismo cultural no son realidades equivalentes: por una parte, estas ciudades tienden a potenciarse como destinos incipientes de turismo de reuniones, sobre la base de una dotación creciente en palacios de congresos, recintos feriales y grandes complejos hoteleros; por otra, el turismo cultural incluye manifestaciones culturales que no siempre tienen cabida en este tipo de ciudades, caso de los festivales o las muestras de arte contemporáneo, o presenta un contexto territorial distinto, como sucede con las rutas y sitios históricos en ámbitos no urbanos (yacimientos arqueológicos, paisajes culturales, etc.).