Resumen
La personalidad de Miguel Fisac aglutina mejor que la de ningún otro de su generación, en los años de posguerra, la figura del arquitecto moderno por antonomasia. Su trabajo recorre toda la segunda mitad del siglo XX. Con más de 60 años de profesión y más de 450 proyectos, Fisac ha sido uno de los arquitectos más longevos y más prolíficos de nuestro país pero, aun así, siempre menciona sus dos grandes batallas perdidas: el urbanismo y la vivienda social. Ambas han quedado simplemente en un intento: la primera, desde sus teorías formuladas en su libro La molécula urbana, y la segunda, desde sus patentes de sistemas prefabricados de hormigón pretensado que no ha conseguido llevar a cabo.