Resumen
La capacidad de conceptualizar el hábitat residencial está ligada a la forma de problematizarlo. Es de este modo que tradicionalmente se ha optado por un enfoque físico espacial, relacionado a la constitución material y espacial de la vivienda o de los espacios habitables. Esta situación ha producido que el hábitat residencial sea vinculado, básicamente, a la idea de morada, como un espacio delimitado asociado a una forma de propiedad. A partir de un relato auto etnográfico, el presente artículo construye un diálogo entre el concepto de hábitat residencial y la noción de experiencia, planteando nuevas aperturas a la conceptualización, problematización y visualización del hábitat, introduciendo la idea de continuidad e indivisibilidad de la experiencia de habitar. Utilizando una narración de la experiencia personal de vivir en una vivienda, se revisa un marco teórico que permita dialogar entre el concepto de habitar, su vinculación con la experiencia y la relación con el hábitat residencial.