Resumen
Es posible comparar presidencialismo y parlamentarismo en los controles parlamentarios. Sin control parlamentario, no puede existir democracia representativa, tampoco en el presidencialismo. Las normas constitucionales y de los Reglamentos ya reflejan esa tendencia en Iberoamérica. Esta conclusión lleva a que el clásico debate sobre ambos sistemas de gobierno deba contemplarse de una manera distinta. Hay una pluralidad de tipos presidenciales y semipresidenciales de confusa diferenciación en la realidad. El presidencialismo originario estadounidense es antiguo y difícilmente exportable. El presidencialismo iberoamericano contemporáneo se ha ido parlamentarizando. Existe actualmente un continuum en el binomio presidencialismo/parlamentarismo con diferencias de grado más que cualitativas. Se advierten tres tendencias: la presidencialización del parlamentarismo europeo, la parlamentarización del presidencialismo iberoamericano, e influencias recíprocas entre los Reglamentos parlamentarios. Pluripartidismo extremado, representación proporcional, y un entendimiento absolutista de la separación de poderes presidencial, que impida los controles parlamentarios, son rasgos incompatibles. La solución más fácil está en abandonar ese entendimiento absolutista que no garantiza bien constitucional alguno. La duración fija del mandato presidencial y la idea de que el Presidente debe responder de forma diferida y directa ante el electorado hacen imposible mecanismos de control-responsabilidad política de su figura, pero puede bastar con reforzar los de control-fiscalización para construir checks and balances y representación política en el Parlamento.*