Resumen
En lo que va del siglo, el documental ecuatoriano ha construido una pequeña tradición de cine subjetivo desde el cual el realizador construye su relato, poniendo en evidencia su lugar de enunciación personal respecto de los hechos contados. En estos documentales, están caracterizados por el predominio de la historia privada sobre la vida social, la narración visual y sonora en primera persona, la coincidencia entre autor, narrador y personaje, el pacto autobiográfico entre realizador y el público, y el carácter performativo de la narración. A partir del análisis de los filmes El lugar donde se juntan los polos (2002) de Juan Martín Cueva y El grill de César (2014) de Darío Aguirre se busca comprender la articulación entre procedimientos de ficcionalización y documentación en los filmes autobiográficos.