Resumen
El Canal de Panamá y los sistemas de riego que se implementaron en la Cuenca Hidrográfica del Ebro desde finales del siglo XIX son muestras representativas de las implicaciones sanitarias que estas obras suponían en unos territorios que experimentaban profundas transformaciones ambientales y que recibían una abundante mano de obra que, además, se veía obligada a residir en las proximidades de zonas convertidas en hábitats muy favorables para el desarrollo de los vectores de la malaria. Pese a incorporar al estudio dos zonas muy diferentes entre sí, se observa cómo la zona con menores precipitaciones también fue capaz de generar fases epidémicas de la enfermedad, no solo en la fase de construcción de los embalses y canalizaciones sino también con la puesta en marcha de los regadíos.