Resumen
Los lugares de celebración de la fe en Río de Janeiro se han caracterizado por disputas entre las órdenes católico-romanas establecidas en el primitivo asentamiento que daría lugar, siglos más tarde, a la actual metrópoli. El Largo da Misericórdia destaca, sin embargo, por los usos socioculturales que allí se han concentrado, los valores impregnados en el paisaje, su morfología, que influyó en la estructura de la ciudad e, irónicamente, por ser uno de los pocos sitios coloniales que aún hoy mantiene el mismo nombre desde la segunda mitad del siglo XVI. A pesar de que este paisaje se haya diluido en la fragmentación de la metrópoli contemporánea, el espacio fue el primer largo de la ciudad, y su estructura aún conserva vestigios de la morfología original, revelándose un auténtico paisaje residual, es decir, aquel que aún preserva mucho de sus elementos formales, pero poco guarda de sus significados simbólicos originales.