Resumen
La observación de las prácticas de vida cotidiana en comunidades campesinas e indígena del bosque templado chileno revela la intimidad que se establece con otras especies, intimidad ha permitido la regeneración de cobertura vegetal en una zona profundamente dañada por la actividad maderera en el siglo XX. Tal intimidad se sostiene en un conocimiento que deviene de los afectos que se han incubado en la relación con el territorio, lo que se revela en la apicultura. Las abejas son, además, de especial interés por el estimulo que representan tanto para el desarrollo de iniciativas personales de reforestación como por la posibilidad que ofrecen para reinventar modos de vida en pequeña escala. Es en la relación con ellas donde se ponen en juego tanto los patrones tradicionales de vinculación interespecie como las amenazas que plantea la expansión del mercado, particularmente en relación al eslabonamiento de la actividad polinizadora de la abeja ofrecido como un servicio a la empresa. Los conocimientos y afectos generados por la apicultura se contradicen con el conocimiento científico vehiculado hacia las comunidades por las instituciones del desarrollo. El encuentro de ambas formas de saber plantea contradicciones y equívocos que sugieren la conveniencia de constituir las prácticas locales en un modelo de ciudadanía ambiental sustantiva. En efecto, los modos simbióticos prevalentes en lo comunitario aseguran formas autonómicas de habitar los territorios, formas que se ven tensionadas cuando se intensifica la producción en aras de mayores oportunidades de negocio. Se plantea que el fomento y la protección de la actividad apícola debe constituir una forma de reconocimiento que el Estado hace a quienes ejercen el cuidado de los bosques y su centro no debiera ser la unidad de negocios sino el fortalecimiento de las relaciones sociales y de las autonomías locales.