Resumen
El Edificio FIUC, se nos presenta como una obra moderna en su resolución, que no busca sorprendernos y ni menos hacer alardes de algo inconsistente. Podemos ver en ella un equilibrio formal, que se origina en el entendimiento de su emplazamiento; de los materiales de proyecto y de construcción de la época. Es justo nombrar algunos criterios formales como; su correcta solución al tratamiento de la cota cero, entendiendo la intersección del edificio con el plano horizontal de la ciudad, obteniendo una placa longitudinal en esquina que soporta el edificio y a su vez permite un circuito de galerías internas en dos niveles y subterráneo que consolidan la actividad urbana, se reconoce así la voluntad de la placa inferior y el edificio; su buena solución de empalmar dos volúmenes perpendiculares, uno vertical y el otro horizontal, construyendo una esquina retraída, que permite leer las dos alturas y tensiones que se encuentran; es de interés ver también como el edificio queda suspendido, a través de la operación de retraer el cierre en el nivel de la azotea del segundo piso, generando una línea horizontal de sombra que se contrasta con el friso que corona la placa longitudinal de la cota cero; se logra un muro cortina del edificio con una carpintería sistemática y bien modulada, que contrastan con los planos de vidrios amplios de la placa; a su vez este muro cortina está pautado y en equilibrio por los cantos de las losas, que en su sección mínima refuerzan las horizontales del edificio, gracias al adelgazamiento de las vigas portantes y la retracción de los machones estructurales.Esta breve reseña visual del edificio es la que me motivó a consultarle al autor sobre el proceso y destilar esta manera de concebir abstracta, que fue tan prolífera en la década de los años 50 y 60 en Chile.El presente escrito se desarrolla por medio de dos entrevistas efectuadas por e-mail desde Barcelona al arquitecto Osvaldo Cáceres, con las limitaciones que pueden originarse al no ser realizadas "en vivo y en directo".