Resumen
La llegada de Cristóbal Colón a nuestro continente representó el primer encuentro entre dos partes del mundo: Eurasia y África y las Américas. Hoy no es fácil que pensemos sobre la idea de Iberoamérica como el resultado de la confluencia de cinco siglos de interacciones mutuas. El concepto de Iberoamérica como región o identidad contrasta hoy con la fragmentación que viene caracterizando el difícil cotidiano de los antiguos bloques políticos como Yugoslavia, Checoslovaquia y la Unión Soviética. De manera simultánea, se constata la vigencia de una economía con tendencias a una nueva división internacional del trabajo, en busca de una rápida integración planetaria por medio de la consolidación de las estructuras empresariales mundiales, cuyo ajuste acelera la universalidad de la producción, distribución, acumulación y consumo de bienes materiales.