Resumen
Pedro de Valencia, discípulo y amigo de Arias Montano, cierra el ciclo del humanismo español de principios del siglo XVII. Fue nombrado cronista de Indias en 1607 y prácticamente su labor indiana era desconocida hasta no hace mucho, por lo que, tras haberse abierto una investigación sobre él, la documentación fluye de continuo para corroborar hipótesis planteadas o para modificarlas. Su labor como tal cronista no fue mucha, puesto que el nombramiento se le hizo casi exclusivamente en función de que recibiese el sueldo como tal, lo que no agradó al otro cronista oficial, Antonio de Herrera, que se quejó de las prebendas de Valencia, protegido directamente por el conde de Lemos.