Resumen
Este artículo presenta la movilidad en la Región de Tarapacá como una expresión de organización del espacio habitable, donde se vincula la extensión territorial de los nodos urbanos con asentamientos efímeros de ocupaciones temporales. Durante los distintos procesos de ocupación, las prácticas culturales de intercambio han nutrido de significantes patrimoniales a la relación hombre-espacio-territorio, lo que se visualiza en las maneras de entender el vínculo del tarapaqueño con respuestas arquitectónicas efímeras que configuran el habitar en espacios internodales. En la actualidad, esta herencia cultural se ve reflejada en la ocupación estival de la costa, donde frente al actual crecimiento de Iquique y su consecuente planificación de extensión, la actividad veraniega de acampar en configuraciones microurbanas puede verse desplazada junto a las actividades patrimoniales que allí se suceden.