Resumen
La arquitectura española está de duelo. El pasado 1 de abril de 2017 falleció Antonio Lamela, uno de sus más queridos referentes. Nos ha dejado un extenso y poliédrico legado que continúa vivo en la trama urbana de nuestras ciudades, en las páginas de sus libros, y en el modelo de pensamiento y actuación, que presidido por el esfuerzo y el anhelo de innovar, le llevaron a alcanzar las cotas más altas de nuestra profesión. Un modelo con el que fundó su oficina en 1954 y que hoy, dirigida desde hace muchos años por su hijo Carlos, cuenta con una relevante representatividad internacional habiendo realizado proyectos en 32 países. Más allá de la innovación formal y tecnológica de sus edificios, ?en la década de los años 50? Antonio Lamela estableció en España empresas que como Prebetong y Shokbeton contribuyeron a modernizar la construcción española, interviniendo activamente en la necesaria ampliación de «Caja de Elementos de Construcción» demandada por Le Corbusier desde los años veinte. Cambiando de escala su mirada, Antonio Lamela también nos ha legado sus pioneras reflexiones sobre la adecuada gestión de los recursos naturales y la necesaria sostenibilidad de la arquitectura de nuestro planeta dentro del cosmos en el que habita. Sera siempre un insoslayable modelo para las generaciones venideras.