Resumen
El presente artículo aborda la relación del arte contemporáneo con el intercambio social, más allá de las prácticas relacionales de los años 90 teorizadas por Nicolas Bourriaud en su libro Estética relacional, particularmente con aquellas dinámicas que levantan una idea de comunidad. El objetivo es determinar de qué manera las interacciones entre los sujetos, y de estos con su entorno, quedan disponibles para convertirse en material constitutivo de la práctica artística. De la misma forma, se aborda el estado actual del sentido comunitario en contextos de globalización, desarrollo tecnológico y pérdida de las escalas de referencia, utilizando como guía las reflexiones del teórico chileno Sergio Rojas. Por último, echando mano al concepto de obra de bordes blandos y de ecologías culturales de Reinaldo Laddaga mediante una revisión de obras del artista chileno Alfredo Jaar y del artista español Santiago Sierra, se plantea la pregunta por los alcances de la estrategia micropolítica desarrollada por Félix Guattari y Suely Rolnik para la acción del arte, en la posible restauración de una escala que permita la lectura simbólica del mundo y de las relaciones que ahí tienen lugar.